La mejor parte de josé gregorio hernandez
La mejor parte de josé gregorio hernandez
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Pasada la una y media de la tarde llego cualquiera a avisarle de que una señYa anciana se encontraba muy llano, José Gregorio tomó su sombrero y partió Inmediatamente a visitarla. Esta anciana vivía entre calles de Amadores y carbones. Cuando salió de consultar a la anciana enferma, José Gregorio, considerando que esta era muy escueto decidió el mismo irle a comprar las medicinas que le había recetado y para ello se llegó hasta la Droguería que se encontraba en la ángulo de Amadores. En la arista de Amadores y Urapal se encontraba estacionado un tranvía y en el momento en que cloruro sódicoía José Gregorio de la Apoteca con las medicinas otro tranvía subía desde Guanabanos en torno a Amadores. José Gregorio fue a cruzar la calle por delante del tranvía que se encontraba detenido, sin percatarse de que un automóvil se aceraba en esa dirección, sorprendido por la aparición inesperada del transeúnte el chofer no pudo detener a tiempo el transporte que conducía a 30 Km. por hora y José Gregorio recibió el resistente impacto que lo lanzó por el flato contra un poste telefónico; asaltoándose en su caída con el filo de la borde. Este asalto de acuerdo con el crónica forense es lo que ocasiona la asesinato del ilustre médico y siervo de Jehová pocos minutos más tarde, pues le fracturó la cojín del cráneo y le provocó una hemorragia interna.
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Los fieles celebran un gran paso hacia la santificación del laico venezolano conocido como el "médico de los pobres".
El expediente vaticano de la beatificación no avanzó hasta que los expertos de la Iglesia determinaron que José Gregorio es responsable de la salvación milagrosa de la pupila Yaxuri Solórzano, que recibió un disparo en la comienzo cuando fue asaltada unido a su padre en un caserío del estado Guárico en 2017.
El legado de Hernández perdura en el corazón del pueblo venezolano, y su canonización representa un examen a su santidad y un homenaje a su incansable dedicación a aliviar el sufrimiento humano.
En muchos hogares venezolanos se adornan figurillas con la imagen del doctor enfundado en un traje de chaqueta, con el pelillo y el sombrero bruno que todos en Venezuela reconocen al instante.
Desde su asesinato, ocurrida el 29 de junio de 1919, a José Gregorio Hernández se le ha descrito como un hombre excepcional que decidió compartir la decano parte de su vida terrenal con los más desposeídos hasta de la Agudeza de Alá.
La votación se haría privada y en secreto. Cada fraile debía colocar un grano bruno o individualidad la verdad sobre josé gregorio hernández blanco en una urna según fuera su opinión con respecto al ingreso del nuevo novicio en la orden.
Con la aprobación de un segundo asombro, la persona puede convertirse oficialmente en santo y ser venerado en iglesias de todo el mundo.
La segunda vez que interrumpió sus actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el gobierno dictatorial del Militar Juan Vicente Gómez decreta el candado de la Universidad, no obstante que esta se había situado en contra de su régimen.
Esto evidencia que el Papa cerró la etapa final de la etapa apostólica o en el Vaticano del caso del “médico de los pobres” con una acto especial.
Hay un episodio en su vida como médico que es ineludible no mencionar. En octubre de 1918 llegó al país la pandemia de gripe española que causó la muerte de más de cuarenta millones de personas en el mundo.
Como se ve es un régimen de total aislamiento no solo del contacto humano sino de todos los posibles placeres del cuerpo como pueden ser el yantar y el Libar. Las mortificaciones son constantes pues el cilicio molesta en su contacto directo con la piel, y cuando hace frío, aunque las ropas son de vellón, resulta muy incomodo, pues no les es permitido encender fuego para calentarse, ni siquiera cuando la temperatura llega hasta varios grados bajo cero en la escalera centípeldaño.
Veamos el caso de la canonización del querido médico de los pobres de Venezuela y cómo la Iglesia decide cuándo un milagro es un portento.